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#HORASEXTRAS/México pierde empleos formales, y una política laboral desconectada de la realidad

Por Daniel Lee Vargas

Hoy hablemos de esto porque México se encamina a profundizar la informalidad, deteriorar la calidad del empleo y agravar la desigualdad.

Y es que el mercado laboral formal en México atraviesa uno de sus momentos más frágiles de las últimas dos décadas. Junio de 2025 cerró con la pérdida neta de 46,378 empleos formales, el peor desempeño para este mes desde 2002, si se excluye la crisis sanitaria de 2020. 

Con este resultado, el país suma tres meses consecutivos de destrucción de empleo formal, acumulando una pérdida total de 139,444 puestos de trabajo. El primer semestre del año apenas logró crear 87,287 empleos formales, una cifra dramáticamente baja que representa una caída del 70.4% respecto al mismo periodo de 2024.

Estamos, sin rodeos, ante el inicio de una crisis laboral de gran calado.

Pero, qué decir, la fragilidad venía de antes. Aunque el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum parece sorprendido por la magnitud del desplome, la debilidad del empleo formal se arrastra desde diciembre de 2024, cuando se registró una pérdida brutal de 405,259 empleos en un solo mes. 

Este retroceso desmintió por completo la narrativa del expresidente López Obrador, quien durante su mandato insistió, sin sustento técnico, que la caída de empleo en diciembre era consecuencia de la subcontratación. Prohibió el outsourcing con la ilusión de "corregir" el mercado laboral, pero lo único que consiguió fue rigidizarlo aún más y profundizar los despidos estacionales.

Ningún asesor se atrevió a explicarle que, en todos los mercados, los contratos temporales suelen vencer a fin de año. La rigidez que impuso el gobierno anterior, sumada a la presión fiscal y regulatoria sobre los patrones formales, ha minado la capacidad de las empresas para generar empleo.

Mientras la economía informal —la eterna válvula de escape— sigue en crecimiento y ya representa el 54.9% de la población ocupada, el gobierno continúa apretando a los empresarios formales con aumentos salariales obligatorios, jornadas laborales más cortas y restricciones crecientes.

La próxima reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales solo agravará el problema. Los políticos insisten en que "las empresas pueden pagar estos costos", pero este discurso refleja una profunda desconexión con la estructura real del tejido empresarial en México.

El gobierno habla con los grandes empresarios, los que acuden a desayunos en Palacio Nacional, pero estos representan apenas el 0.2% de las empresas del país. La inmensa mayoría —94.9%— son microempresas con menos de 10 empleados. Son estas pequeñas unidades las que no pueden soportar los costos laborales que los políticos les imponen desde la comodidad del poder.

La narrativa gubernamental asume que todas las empresas tienen la capacidad financiera de un corporativo trasnacional. La realidad es que la micro y pequeña empresa es la que mantiene al país de pie, y es precisamente la que está siendo asfixiada.

Y mire usted, la caída del empleo formal no es un fenómeno aislado. Es el resultado de un entorno económico debilitado, de un clima de inversión adverso y de decisiones políticas desconectadas del día a día de las pequeñas empresas. A esto se suma la desaceleración en sectores clave como la construcción, la industria extractiva y el agropecuario.

El problema es estructural y las cifras lo evidencian: hoy tenemos el semestre de generación de empleo más débil desde la crisis de 2009. Además, 17 estados registraron caídas en el empleo, destacando Tabasco con una alarmante reducción del 8.7%.

Mientras el gobierno sigue empujando medidas populistas en materia laboral, la realidad del mercado está rompiendo la ilusión. Sin flexibilidad, sin confianza jurídica y con presiones crecientes, el empleo formal seguirá cayendo, empujando a millones de mexicanos hacia la informalidad, la precariedad y la incertidumbre.

Lo cierto es que es urgente un giro, el país necesita una política laboral basada en la realidad, no en ideologías ni en cálculos políticos de corto plazo. Es imprescindible que la administración Sheinbaum escuche a las micro, pequeñas y medianas empresas, que son las verdaderas generadoras de empleo.

No es solo un tema de cifras: es un tema de sobrevivencia para millones de trabajadores.

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