En propaganda política es el escenario ideal, un solo mensaje replicado de manera uniforme, práctica retomada del viejo estilo, de las llamadas al director, de dictar "por dónde va".
El reto es y será sobretodo para los medios impresos (y su constante pérdida de lectores y su falta de nuevos) que parecieran verse tentados a dejar la misión del periodismo para quedarse en un mero repetidor inerte de un eslogan que no va más allá.
Sobrevivir sin hacer "ruido" y esperar "la pauta" o arriesgarse respondiendo a su vocación en la sociedad como una voz que contrasta la línea oficialista y la realidad (esa que pareciera que ellos no quieren ver).
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