Han pisado los escenarios por más de 40 décadas y siguen escuchándose cada vez mejor. Saben hoy como llegarle a su público que se cuenta por miles. Esta noche no fue la excepción.
Desde muy temprano comenzó el desfile de fans en los alrededores de la Arena Ciudad de México, llegando por todos los medios, caída la tarde noche se ven llegar a lugar por varios cientos como si fuera uniforme, con sombreros, botas y mezclilla, sin embargo y sin importar de dónde vienen, todos tienen el objetivo muy claro: el encuentro con los oriundos de Apodaca, Nuevo León.
Lejanos parecen los días cuando ellos eran los que buscaban abrirse un lugar en el gusto de la gente, recorriendo lugares, tocando puertas y manteniendo el sueño de ser grandes. 45 años después la realidad les sigue confirmando, reafirmando el lugar que han alcanzado con su público.
Resumir el ánimo, la energía en cada grito, en cada nota musical, en las luces y tecnología que arropan su presentación, es un intento fallido de limitar, de querer empacar la realidad, esa que se desborda a ritmo de Sergio el Bailador, de Mírala, mírala, de la canción que sea y que su público la corea, la vive, revive, repite, aclama. Todos se suman al coro, a la fiesta, a la alegría que lo mismo se vuelven gritos que aplausos.
Las más de 22 mil personas perfectamente acomodadas en la Arena CDMX lo confirman, se encuentran como amigos que se conocen, que se recuerdan y reviven en cada canción, en cada grito.
Llegan de todos lados, de todas las edades, condiciones, tipos, experiencias y recuerdos, todos viene por Bronco, todos quieren atrapar con un video, con una selfie, con la memoria esta noche.
"Hace menos de un año nos vimos, difícilmente regresamos a un lugar en el mismo año y ahora lo hemos hecho", dicen también emocionados los Bronco a su público capatalino.
Una canción tras otra ambienta este encuentro, que suena a único, a especial, tiene algo o todo de diferente aunque hayan cantado las canciones por dácadas, aquí, esta noche suenan mejor, suenan a trascendencia.
Pese a los problemas técnicos que se presentaron en al menos dos ocasiones, consecuencia de una tecnología que aunque muy sofisticada, sigue como siempre, sin tener palabra de honor.
Bronco, su público, no se inmuta, "aguantan", siguen la fiesta. Llegan los invitados: Víctor García, Lila Downs, Los Súper Lamas y Julieta Venegas, nuevamente la Arena responde, se entrega, aplaude y corea.
Hay Bronco para rato, Guadalupe Esparza se ve entero, entregado a su público, hoy lo arropan sus hijos y el resto de las nuevas caras del grupo, que han sabido ganarse su lugar con su talento y contacto con sus seguidores, los animan a seguirlos en las redes sociales, a seguir cantando los éxitos de Bronco, con la promesa de un "no nos vamos a olvidar".
La noche, el fina llegan junto con la promesa (quizá la esperanza) de que habrá un "otra vez", así cierra Bronco una noche que tira a especial por la entrega que forma parte de la atmósfera.
El cariño del público no cabe en las maletas pero si en su memoria, un cariño sin tiempo, sin prisas y sin miedo al olvido que han sabido superar. Es Bronco "una noche más" que se suma a sus 45 años de trayectoria. Las noches que nunca se olvidan.
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