En el camino de la educación inclusiva, el papel de los maestros es crucial, señala Gabriela Naranjo Flores, titular de la Unidad de Apoyo y Seguimiento a la Mejora Continua e Innovación Educativa, de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu).
En su conferencia “La educación inclusiva, ¿una tarea pendiente?”, presentada en la Escuela Nacional para Maestras de Jardines de Niños (ENMJN), dijo que es necesario redoblar los esfuerzos desde la formación inicial de profesores para avanzar en la transformación hacia escuelas más inclusivas.
Ante alumnas y autoridades de esa institución señaló que se requiere una formación que prepare a los docentes para educar en contextos escolares desiguales y cada vez más diversos, y avanzar en la apropiación de una visión sobre la diversidad como característica inherente de todo grupo escolar.
Naranjo Flores subrayó que se necesita formar con un enfoque inclusivo, y que esta mirada debe permear la vida cotidiana de las escuelas y en particular de los maestros.
La inclusión, dijo, demanda una perspectiva de valoración y respeto hacia toda persona, pero particularmente hacia las que históricamente han sido discriminadas y vulneradas en sus derechos fundamentales.
Para avanzar hacia una educación inclusiva consideró importante concebirla como un proceso que se fundamenta en el derecho que toda persona tiene a la educación, sin importar sus condiciones y características, y que promueve el desarrollo de sociedades más justas y democráticas.
Finalmente, destacó que es necesario reconocer que las diferencias no son exclusivas de ciertas personas o grupos, “porque diversos somos todos”, y que trabajar desde esta diversidad permite enriquecer la experiencia educativa individual y colectiva.
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