Con las vacaciones llega la temporada de ópera para niños en el Lunario



  • La nueva versión de La flauta mágica de Mozart incluirá ilustraciones de Raúl Valdés, colaborador de DC Studios y Marvel
  • La Cenicienta, ópera bufa de Rossini, ofrecerá una producción estilo art nouveau y art decó
  • Domingos 21 y 28 de julio, 13:00 y 17:00 horas


La flauta mágica | Ópera para niños con un toque de animación y cómic japonés

Domingos 21 y 28 de julio, 13:00 y 17:00 horas 

El universo fantástico creado por Wolfgang Amadeus Mozart en La flauta mágica, su última ópera, será reinterpretado ahora por el productor Rodrigo Caravantes en un nuevo montaje que se inspira en elementos de las animaciones y los cómics japoneses tan populares entre los niños de hoy, realizadas por el caricaturista mexicano Raúl Valdés, colaborador de las producciones de Batman y el Hombre Araña para las reconocidas firmas DC Studios y Marvel.

 Este montaje cuenta también con la participación de Andrés Sarre en la dirección musical, Cassandra Zoé Velasco como directora vocal y las voces del tenor Ricardo Estrada (Tamino), la soprano Arisbe de la Barrera (Pamina/Papagena), el bajo Carlos Adrián Hernández (Papageno), la soprano Ana Rosalía Ramos (Reina de la Noche), el bajo Ricardo Ceballos (Sarastro) y el pianista Amaury Ríos.

Ideal para introducir a los niños en la ópera, esta producción incorpora a un personaje especial en el escenario: la niña concertino, interpretada por la actriz de teatro y televisión, Mariana Estrada, este personaje narrará las escenas, ayudando a los pequeños espectadores a sumergirse en el universo fantástico planteado por Mozart.

Con libreto de Emanuel Schikaneder (1751-1812), actor, cantante, director de teatro y amigo de Mozart, el relato gira en torno al príncipe Tamino que, tras ser perseguido por una serpiente, conoce a la Reina de la Noche, quien le ofrece la mano de su hija Pamina si la libera del malvado Sarastro. Junto con Papageno, un encantador cazador de pájaros, Tamino se adentra al territorio de Sarastro para pelear contra él, pero descubre que la mala es en realidad la Reina de la Noche. 

Debido a que en el libreto original no se define del todo la temporalidad ni el espacio donde se desarrolla la historia, ésta se ha adaptado en diferentes estilos y contextos a partir de la creatividad de directores y diseñadores. 

 Para Rodrigo Caravantes ese matiz abstracto es el punto de partida de su nueva interpretación, inspirada en el arte de la animación (ánime) y los cómics (manga) de origen japonés, que cuentan con una gran cantidad de seguidores en todo el mundo, desde quienes crecieron con caricaturas como Dragon Ball Z, Sailor Moon, Pokémon o las películas de Hayao Miyazaki (Studio Ghibli), hasta las infancias contemporáneas que tienen a su alcance un amplio catálogo de series japonesas animadas en plataformas de streaming, como Netflix o Crunchyroll. 

La puesta en escena retoma elementos familiares para muchos de ellos, como la estética gráfica, onomatopeyas, personajes, colores llamativos y movimientos.

 Estrenada en 1791 en Viena, Austria, para su autor La flauta mágica tenía el objetivo de convertirse en una pieza musical magistral con un tema fantástico, que consiguiera despertar el interés de un público amplio en el género operístico, algo que ha cumplido desde entonces. 

Es una de las siete óperas compuestas por Mozart en su periodo de madurez y tal vez la más abierta a la conversión a un lenguaje más accesible y universal. Actualmente es una de las cuatro obras más representadas del repertorio, en diversos formatos y para diferentes públicos en un sinfín de escenarios de todo el mundo.

 Considerada un viaje hacia la sabiduría, el amor y la luz, que ofrece al público la visión de un futuro más esperanzador, La flauta mágica es una historia contada originalmente en un formato llamado singspiel (“canción-obra”), que consta de números musicales autónomos, conectados por diálogos y actividad escénica. El cambiante tono de la composición requiere de intérpretes especializados para navegar por diversos estados de ánimo, que van de la solemnidad hasta la euforia.

 

La Cenicienta | Ópera bufa de Rossini al estilo art nouveau y art decó

Domingos 4 y 11 de agosto, 13:00 y 17:00 horas

La Cenicienta, una de las óperas bufas más importantes del compositor italiano Gioachino Rossini, basada en el célebre y entrañable cuento de Charles Perrault, ofrecerá una nueva versión como parte de la temporada de Ópera para niños en el Lunario. Bajo la producción y dirección escénica de Rodrigo Caravantes y la dirección musical del pianista Andrés Sarre participará un elenco joven de virtuosas voces que dará vida a esta historia que nació durante la época del Romanticismo y ahora se presenta con una estética inspirada en dos corrientes artísticas más recientes: el art nouveau, que se desarrolló a finales del siglo XIX e inicios del XX, y el art decó, que cobró auge entre 1920 y 1930 también en México, el primero caracterizado por su inspiración en la naturaleza y lo orgánico, y el segundo en lo geométrico y lo funcional.

 “La Cenicienta es una historia muy conocida por todos y creo que los niños la identifican muy fácilmente, la música de Rossini es maravillosa y muy divertida, así que se trata de una excelente oportunidad para que el público infantil encuentre en la ópera un motivo para ir al teatro. La diferencia con otras versiones que se han hecho es que está realizada con un estilo basado en el art nouveau y el art decó, dos tendencias artísticas que no deben olvidarse nunca y tenemos que mostrarlas más a los niños, ya que son muy orgánicas y funcionales, es algo que resulta cercano por su estética, arquitectura, escritura”, apunta Rodrigo Caravantes, director de escena.

La versión de La Cenicienta que se presentará en la temporada de Ópera para niños estará protagonizada por la mezzosoprano originaria de Monterrey, Nuevo León, Alejandra Gómez en el papel de Angelina, “La Cenicienta”. La intérprete ha trabajado con la Orquesta Filarmónica de Israel y la Orquesta del Conservatorio de Moscú, también se ha presentado en el Teatro de Bellas Artes bajo la dirección de Iván López Reynoso. Sus papeles más destacados han sido como Carmen en la obra de Georges Bizet, Charlotte en Werther de Jules Massenet y Magali de Salsipuedes de Daniel Catán. 

El príncipe Ramiro será interpretado por Edgar Villalva Arreola, tenor formado en el Conservatorio de las Rosas, quien se ha presentado junto a la Orquesta Sinfónica de Michoacán y las Filarmónicas de Jalisco, Querétaro y la UNAM. El elenco se completa con los barítonos Carlos Suárez (Dandini), Abel Pérez (Don Magnífico), las sopranos Mariana Ruvalcaba (Clorinda) y Diana Mata (Tisbe). También participará la actriz Mariana Estrada como la niña concertino, una suerte de narradora en esta temporada de Ópera para niños.

Basada en el cuento del escritor francés Charles Perrault (1628-1703), con libreto del poeta y escritor italiano Jacopo Ferretti (1784-1852), Rossini compuso La Cenicienta en 21 días y realizó su primera función en el Teatro Valle de Roma, en enero de 1817, un año después del estreno de El barbero de Sevilla, otra de sus importantes obras. La Cenicienta se distingue por su estilo ágil, en el que la orquesta cobra gran fuerza en la zona de las maderas y los alientos, alcanzando el protagonismo en la música; en las voces usa el estilo bel canto con la interpretación de un coro y un solista que emergen en un final virtuoso.

Cassandra Zoé Velasco, directora vocal, explica: “La especialidad Rossini era poner muchísimos colores a la voz, su idea era pensar en el cantante como instrumento, un violín, un piano, el que fuera, así que en La Cenicienta van a ver a los cantantes haciendo pirotécnica vocal, ya que la fortaleza de un cantante que interpreta a este compositor debe ser el virtuosismo, pues requiere mucha velocidad, gran variedad de notas agudas a graves y un despliegue vocal muy grande, muy poderoso, que puede resultar interesante para aquellos que se acercan por primera vez a este género y no saben qué es un cantante de ópera. Además es ópera bufa, entonces todo es muy chistoso”.

Gioachino Rossini (1792-1868) nació en Pésaro, Italia, y es considerado uno de los compositores más importantes de su época y de los máximos representantes de la ópera bufa. Escribió 39 obras operísticas entre cómicas (Argel, El barbero de Sevilla y La Cenicienta) y dramáticas (Otelo, Tancredi y Semiramide), así como piezas de cámara, piano y música sacra.

 

Los creadores

El productor y director de escena Rodrigo Caravantes es egresado de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UNAM, con especialidad en producción audiovisual, y de Arte Dramático del Instituto Andrés Soler. Realizó estudios de cinematografía en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, Cine experimental en el CUEC, Dirección de actores en el Centro Cultural de España, talleres de teatro en la UNAM y Dirección de actores con Luis Mandoki en la Universidad de la Comunicación, entre otros. Se ha desarrollado profesionalmente en los campos de la producción y dirección de espectáculos escénicos y de cine. Desde 2009, ha colaborado en diversas producciones para la Compañía Nacional de Ópera de Bellas Artes y en los teatros más importantes de México.

Andrés Sarre, director musical de estas puestas en escena es un pianista y preparador vocal mexicano. Realizó estudios en el Conservatorio Superior de Música de Madrid bajo la guía de Juan Antonio Álvarez-Parejo y en Modena, Italia, bajo la dirección de Paola Molinari. En México fue alumno de Guillermo Salvador, Aurora Serratos y Rogelio Riojas-Nolasco. Como solista se ha presentado en España, Italia, Holanda, Alemania, Costa Rica y Brasil. También ha sido pianista acompañante en recitales de grandes figuras, como el tenor italiano Fabio Armiliato (2019) y el tenor mexicano Ramón Vargas (2021). Ha participado como pianista acompañante en el Concurso Nacional de Canto Carlo Morelli en México y en el Concurso de Canto Spoleto en Italia.

La directora vocal de ambas producciones es la mezzosoprano mexicana Cassandra Zoé Velasco, quien ha participado desde 2015 en óperas del Met de Nueva York, entre ellas Rusalka de Antonín Dvořák e Idomeneo de Wolfgang Amadeus Mozart. Debutó en el Carnegie Hall en 2016 como solista de la Gran misa en Do menor de Wolfgang Amadeus Mozart. También se ha presentado en recintos de países como Estados Unidos, Argentina, Bélgica, China y México, así como con las más importantes compañías de ópera. Ha participado en numerosos concursos, entre ellos Operalia 2012 en Beijing, Montserrat Caballé en España, Dell’Opera en Alemania, Internacional de Canto Teatro Colón en Argentina y de Canto Carlo Morelli 2011 en México.

Lunario niños presentará Ópera para niños: La flauta mágica, los domingos 21 y 28 de julio a las 13:00 y 17:00 horas; y La Cenicienta, los domingos 4 y 11 de agosto a las 13:00 y 17:00 horas en el Lunario (Reforma 50, Bosque de Chapultepec, costado poniente del Auditorio Nacional). Boletos: De $700 a $1450, a la venta en las taquillas del recinto sin cargo extra y en el sistema Ticketmaster.


Imagen cortesía de Auditorio Nacional

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