Con un zócalo abarrotado, miles de mexicanos volvieron a las calles para dejar en claro que seguirán saliendo las veces que sean necesarias para defender la democracia y sus instituciones.
Desde antes de las 9 de la mañana el centro polÃtico del paÃs se vio inundado por lo que los organizadores calificaron como "la tercera ola" de la marea rosa, formada por ciudadanos que pueden ser diferentes en sus enfoques pero se han puesto de acuerdo en defender temas como el voto libre y secreto, las instituciones que sirven de contrapeso frente al Poder Ejecutivo y libertades como la de expresión o la de manifestarse libremente en las calles.
Venidos de todos lados y con su caracterÃstico caminar libre, "sin acarreados" y algunos muy enojados con el actuar del gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador.
Ya cerca de las 10 de la mañana, la plancha de zócalo de la Ciudad de México fue insuficiente para recibir a miles y miles de marchistas que llegaban por todas las calles aledañas dispuestos a lo que dejaron claro en todo momento: su exigencia de tener elecciones libres, sin la tentación de intervencionismo de un gobierno que amenaza con implantar una autocracia.
Los reclamos en coro de "Narco Presidente" y "Fuera López" salÃan espontáneos y muy claritos desde los múltiples contingentes de si bien no brillan por tener experiencia en manifestaciones o acarreos, han aprendido rápido el libre derecho de manifestarse y tomar las calles para hacer latentes sus reclamos.
Verlos por miles llegar parecÃa una expresión de fiesta democrática, de no tener en ningún momento miedo a manifestarse, pese a las terribles sombras de represión como la de los movimientos estudiantiles de 1968 o 1971.
Los aires de libertad ondeaban las banderas que los mismos manifestantes acarreaban, ante la ausencia de la bandera monumental que curiosamente hoy no estuvo ondeando en el Zócalo. No hizo falta, la consigna de "un soldado en cada hijo te dio", coreaba, se sentÃa en el ambiente de esta tercera marcha, ahora mucho más numerosa y entusiasta.
Estas voces de ciudadanos venidos de todos los puntos de esta capital, se sumaban a las imágenes en las grandes pantallas montadas para el tema, donde reportaban "las otras manifestaciones", 119 ciudades más en todo el paÃs y más allás de las fronteras: Estados Unidos, Francia, España y tantos otros que aunque fuera de México, se hermanaban ante la amenaza contra el sentido democrático que tanto ha costado a este paÃs.
El México de las libertades habló en el Zócalo, se sumó a la voz del único orador de esta manifestación, el ex consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova, quien estuvo flanqueado por quien fuera en su momento el primer orador de aquella primera marcha ciudadana y también presidente del naciente Instituto Federal Electoral, José Woldenberg, el ministro en retiro, José Ramón CossÃo, orados de la segunda manifestación.
México habló, México se burló de cómo el actual Jefe de Gobierno sustituto, Martà Batres Guadarrama no los iba a contar bien, los mismos organizadores sugerÃan ahorrarle el trabajo: "en este momento podemos decir que el Zócalo está totalmente lleno y faltan contingentes, acérquense, dejen que entren más", decÃan, del lugar brotaban por todos lados personas que querÃan ser contadas, vistas, hacÃan presencia.
Cada uno contó por su presencia, por encima de "los números", los mismo los mismos organizadores le corregÃan la plana al Jefe de Gobierno: somos 700 mil mexicanos y contando y sumando.
El joven México democrático volvió a las calles, a recordarles, a recordarnos que habrá elecciones, que hay que salir a votar y a cuidar el voto, "que salga el 70 por ciento de los mexicanos", es la consigna, la tarea para estos ciudadanos hábitos de un mejor paÃs que hoy se duele de los indolentes, de los que dijeron que iban a cambiar y hoy son peores, de los pactos con narcos, de la inseguridad, la creciente violencia, de las obras faraónicas y carÃsimas frutos de caprichos y hoy sabemos, negocios jugosos para "el clan" de los familiares del presidente y sus amigos.
Faltan algunos meses y los mexicanos en todo el paÃs (y otras partes del mundo) volvieron a salir, volvieron a recordar y recordarse que efectivamente "el pueblo manda", "el pueblo da y el pueblo quita", que no apuesta por autoritarios que volviendo a la analogÃa de Lorenzo Córdova se subieron al primer piso de la democracia por una escalera que hoy quieren destruir.
Si un mensaje quedó en el aire, sin más fue "Asà no López", encaminados a definir el futuro próximo del este México joven que ha está dejando de ensimismarse, de vivir en somnolencia para tomar las riendas nuevamente y esa ola, esa decisión históricamente, nadie, nadie la detiene.
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