* Altas tasas de interés aprecian el tipo de cambio y los aumentos salariales afectan la competitividad
Por Gerardo Flores Ledesma
La falta de coordinación entre las políticas monetaria y fiscal provocan afectaciones las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs), y provoca que el costo del crédito puede alcanzar tasas muy elevadas, apreciación del tipo de cambio, mientras los aumentos salariales afectan la competitividad del país.
Dicha descoordinación entre la Secretaría de Hacienda y el Banco de México causan que los costos del crédito para la planta productiva pueden incluyan un diferencial significativo sobre la TIIE y alcanzar tasas del orden de 14 o hasta 17 o 19% .
Para el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) esta situación es demasiado recesiva y por ello “es raro que haya proyectos para las MiPyMEs, o para cualquiera, con esos rendimientos”.
En su más reciente estudio, el CEESP subraya que “bien haría el Congreso de la Unión en reducir los riesgos fiscales y propiciar una mayor coordinación entre las políticas monetaria y fiscal”.
Se explica que en México el objetivo de la política monetaria es el combate a la inflación, que persiste elevada, pues en agosto pasado la inflación anual alcanzó 4.64% y la subyacente 6.08%.
Y agrega: El hecho de que Banco de México haya mantenido sin cambio su tasa de referencia en 11.25% implica que la junta de gobierno no está aún convencida de que las presiones inflacionarias han sido ya controladas.
El CEESP nos recuerda que la tasa de política monetaria es el instrumento con el que cuenta el banco central para el control de la inflación.
Debido a lo anterior, la tasa de interés es elevada, ya que en términos reales -es decir, deduciendo de la tasa de política actual la expectativa de inflación del 2024 (4%)- la tasa real alcanza 7%, cifra que es sumamente alta.
Añade el CEESP que de esa manera se intenta disuadir el gasto de empresas y hogares, al ser más caro el crédito y más rentable el ahorro, y con ello reducir la presión inflacionaria, además de generar expectativas de menor inflación .
Pero el organismo empresarial sostiene que la descoordinación de políticas se da porque mientras la monetaria intenta disuadir o posponer el gasto o la demanda de empresas y personas, la política fiscal lo alienta.
Y matiza: “El proyecto de presupuesto federal para 2024 es expansivo. Contiene un aumento del gasto público muy elevado, mucho más alto que la previsión de ingresos y con el mayor déficit de los últimos 25 años. Por ello, estimula el gasto agregado, contrariamente al propósito de la política monetaria”.
Destaca el CEESP que la falta de coordinación entre las políticas en cuestión es un obstáculo para la reducción de la inflación hacia el objetivo de 3% más/menos 1 punto porcentual. Pero las consecuencias no terminan ahí.
Asegura que, por el lado monetario, la necesidad de mantener las tasas de interés tan elevadas, frente al impulso fiscal al gasto agregado, encarece el crédito a las empresas y de una manera regresiva. Las altas tasas de interés actúan en detrimento del desarrollo de las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs), que alojan a la mayoría de los empleos y por ello deberían tener más oportunidades de crecer para ser más productivas y aumentar así la concurrencia y la competencia en las industrias.
La apreciación del tipo de cambio ha llevado al “tipo de cambio real” -una medida que normalmente refleja la competitividad del país en términos macroeconómicos- a un nivel inferior a fines de 2015 (poco más de 10% respecto a EU, y alrededor de 20% respecto a 111 países) indicando una pérdida de competitividad.
Y afirma: “La pérdida de competitividad se exacerba si se toma en cuenta que la productividad en México ha caído. El costo unitario de la mano de obra (de producir bienes) ha aumentado considerablemente desde fines de 2015, en casi 40%, y por arriba del de nuestros principales socios comerciales y muchos otros”.
Se destaca que el programa fiscal para 2024 contiene riesgos para la transición política y para el nuevo gobierno, además de que “es incongruente con el objetivo de estabilidad de precios de la política monetaria y dificulta la consecución del objetivo de la tasa de inflación plasmado en el Programa Monetario del Banco de México”.
Y concluye: “En su tarea de revisión y aprobación de la Iniciativa de Ley de Ingresos y el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación, bien haría el Congreso de la Unión en reducir los riesgos y propiciar una mayor coordinación entre las políticas monetaria y fiscal, en beneficio de la estabilidad y la reactivación económica a futuro”.
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