Las secuelas que quedan después del COVID-19 a mediano y largo plazo -denominado COVID prolongado- son uno de los principales asuntos objeto de estudio en la actualidad por expertos y académicos de la salud.
Tan solo en Europa, se estima que, en los primeros dos años de pandemia, al menos 17 millones de personas experimentaron COVID prolongado.
En Colombia, según el Instituto Nacional de Salud, al menos 1 millón 500 mil personas habrían desarrollado esta condición.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la mayoría de las personas que contraen COVID-19 se sobreponen por completo.
No obstante, la evidencia actual indica que, aproximadamente, entre el 10% y el 20% presenta diferentes efectos a mediano y largo plazo después de recuperarse de la enfermedad inicial. Dichos efectos son conocidos como COVID prolongado.
Por lo general, esta condición se diagnostica 3 meses después del contagio por COVID-19 e incluye problemas de salud de todo tipo que, según el doctor Diego Rodríguez, gerente médico de la Unidad de Vacunas de Tecnofarma Colombia, se manifiestan en fatiga extrema, dificultad para respirar, problemas de concentración, insomnio, dolor articular, palpitaciones, cambios en el ciclo menstrual, entre otros.
“Los síntomas pueden persistir desde la enfermedad inicial o aparecer tras la recuperación. Además, pueden ser diferentes a los experimentados durante la enfermedad por COVID-19 y pueden durar meses o años, al punto de causar discapacidad.
La urgencia por comprender mejor esta condición se debe tanto a la pérdida de años de vida saludable en quienes lo desarrollan como a los múltiples requerimientos de atención en salud que estos pacientes generan”, explicó el Doctor Rodríguez.
La información existente ha evidenciado que la única forma certera de evitar el COVID prolongado es no adquirir el virus en primer lugar.
Sin embargo, para quienes terminan contagiados, nuevas investigaciones han encontrado que tener un esquema de vacunación completo parece reducir sustancialmente el riesgo de presentar los síntomas persistentes característicos de este.
Para el doctor Rodríguez, aunque es cierto que detener cualquier enfermedad por completo es difícil en este caso, la vacunación se mantiene con una medida preventiva efectiva no solo para reducir la posibilidad de enfermar gravemente al contraer el virus, sino también las probabilidades de presentar COVID prolongado.
“Existe evidencia de que alguien que está vacunado tiene una carga viral menor en su cuerpo durante la infección; por lo que tiene mucho sentido que la cantidad de complicaciones relacionadas con el COVID prolongado también sea menor. Sin importar si ya se adquirió o no el virus, la invitación sigue siendo a vacunarse para prevenir complicaciones y para reducir las posibilidades de aparición de síntomas persistentes”, afirmó.
De hecho, según un estudio publicado por la Universidad de Cambridge, con base en la revisión de los efectos de la vacuna sobre 19 de las condiciones asociadas al COVID prolongado en más de un millón y medio de personas, la prevalencia de síntomas asociados a esta condición sería menor en personas vacunadas en comparación con las personas no vacunadas.
En esa misma línea, un análisis realizado por la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido encontró que las personas vacunadas tienden a tener tasas más bajas de COVID prolongado después de una infección en comparación con quienes no lo están.
Dado que la información disponible sobre el COVID prolongado no es del todo concluyente, aún no hay una prueba definitiva para diagnosticarlo ni un único medicamento o curso terapéutico para su tratamiento.
Por eso, la recomendación para quienes experimenten alguno de los síntomas asociados a esta condición es acudir al médico para recibir orientación profesional sobre su estado de salud.
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