Por Francisco X. Salazar S.
“Se puede engañar a muchos por poco tiempo; también se puede engañar a pocos por mucho tiempo, pero no se puede engañar a muchos por mucho tiempo”, es una frase atribuida a Abraham Lincoln, aunque hay quienes afirman que no es de él. Pero de que la frase es válida, no hay duda.
Con la captura de “El Mayo” Zambada, el gobierno de Estados Unidos se va a enterar de muchísimas cosas. Imagínense lo que sabe este personaje que tuvo tratos con autoridades federales, estatales, municipales y universitarias desde hace cuando menos seis sexenios. Se dice que desde los 16 años ya andaba con el crimen en su natal Badiraguato, Sinaloa (el pueblo de su compadre “El Chapo” Guzmán Loera, el mismo que visitaba AMLO con demasiada frecuencia para saludar la abuelita de los Guzmán). Ahora tiene 76 años, está viejo y enfermo, pero nunca antes había estado en prisión. En cualquier caso, la captura del Mayo y el Chapito ya ha sido comparada con la de Pablo Escobar, el criminal colombiano que ofreció pagar la deuda externa de su país a cambio de su libertad.
El FBI y la DEA tienen mucha experiencia en llegar a acuerdos con criminales a cambio de información. Testigos protegidos, cambio de identidad, condenas reducidas, hasta acuerdos económicos e inmobiliarios. Eso sí: a cambio de información que les dé ventajas económicas, policiales o políticas. Así han logrado atrapar a peces muy gordos y el público se entera poco y tarde. Pero la información, vaya que sí la usan. Y no importa si son republicanos o demócratas. En esos temas son iguales.
Mientras tanto, qué oso han hecho las autoridades mexicanas, desde AMLO hasta Rosa Isela, pasando por el gobernador Rubén Rocha Moya, por cierto también oriundo de Badiraguato. Ni idea de lo que pasó (bueno, es frecuente). Están esperando que su amigo Biden les pase un reporte pormenorizado de lo que pasó en México, en qué avión llegaron, de cuál aeropuerto salieron y qué pasó en el lugar del crimen del ex rector de la UAS, el diputado Melesio Cuén. (Sí, Chucha, espérate sentadita, ahí te la mandamos, ¿eh?). El embajador Ken Salazar le va a informar lo que ya salió en la prensa y lo que les convenga. Y AMLO espera esa información para que el eficientísimo fiscal Gertz pueda armar las carpetas para investigar a quién sabe quién por muchos delitos y de pilón, por traición a la Patria.
El primer salpicado es el gobernador Rocha. Tendrá que explicar el asesinato y su pleito con el finado Cuén por el despido de sus parientes de la UAS, por aviadores. Por qué metían al Mayo a las decisiones sobre el próximo rector de la UAS. Desde cuándo se conocían, porque no es creíble que el Mayo fuera tan ingenuo de asistir a una reunión con rectores si los fuera a ver por primera vez. La coartada de estar de turista en Los Ángeles ese mero día, más bien parece que fue pensada para eso. Tendrán que dar explicación de los otros muertos, de los guardianes del Mayo que trabajaban en el gobierno de Rocha, asesinados o desaparecidos. Y de muchas otras cosas.
¿Y qué es lo que nunca sabremos? Pues mucho si AMLO logra eliminar al INAI y controlar al Poder Judicial. Los políticos populistas mienten con frecuencia. Prometen cosas imposibles de cumplir en tiempos, cantidades y calidades. Pero finalmente las mentiras afloran y la realidad se impone.
La refinería de Dos Bocas, el AIFA, el Tren Maya, y muchas otras obras del gobierno de AMLO, se han inaugurado sin funcionar, sin cumplir tiempos de entrega ni especificaciones, pero sobre todo a costos del doble, triple o hasta el cuádruple de lo prometido. El último ejemplo es una prueba del engaño populista. Los otros datos, los que yo tengo, es que en la refinería de Dos Bocas que fue “inaugurada” por enésima vez, lo que se está “produciendo” viene en transporte marítimo desde Ciudad Madero y Texas y en Dos Bocas solo se le da el último paso de ajuste de la cantidad de azufre. Y costó (hasta ahora porque falta los que ya se le aprobó para 2025) más de 15,000 millones de dólares cuando se había presupuestado en 8,000. Costará al final más de 25,000 y funcionará completamente hasta 2026.
Es solo un ejemplo, así están casi todas las obras del sexenio de AMLO. Difícilmente sabremos cuánto costaron exactamente, cuánto se desperdició o cuánto se carrancearon. Por eso le urge al gobierno de la 4T que desaparezcan los órganos de información, concretamente el INAI, para que no se sepa… Afortunadamente, al final, la verdad siempre aflora.
Hasta la próxima, aquí en DUC IN ALTUM.
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