¿No le da a usted, a veces, la impresión de que la clase polÃtica nos trata, a los ciudadanos, como si fuéramos menores de edad? Nos ocultan cosas, no nos dicen asuntos fundamentales. Por temor a que no los comprendamos, nos dicen. Pero algunos creemos que es para podernos manipular de mejor manera. Nos ocultan, por ejemplo, cosas como el gasto público porque es un asunto de “seguridad nacional”.
Parece que estuviéramos en los tiempos del virreinato, cuando se nos decÃa que nuestro papel era callar y obedecer. A nosotros como ciudadanos nos toca combatir esa actitud. Tenemos que asegurarnos que la clase polÃtica nos trate como adultos. En vez de estar confiando al funcionario lo que podrÃa hacer el ciudadano, creando el problema del burocratismo.
Nos van a decir que nos podrÃamos equivocar. Lo cual es cierto, y hay que aceptarlo. ¡Como si los burócratas nunca se equivocaran! Pero también es cierto que, si no nos permiten hacer el intento, nunca vamos a aprender y vamos a seguir fallando. Es una injusticia quitarle al ciudadano lo que puede hacer por su propia cuenta, para dárselo a la comunidad. Cuando se ha demostrado en muchÃsimas ocasiones que, precisamente, la iniciativa de los individuos puede aportar creatividad e inventiva, que muchas veces no se dan en el burócrata.
Quitarles a las comunidades menores, a los pueblos, a las corporaciones, a los grupos de asociaciones civiles, aquello que pueden hacer, es una injusticia. Es cierto que es cómodo ser tratados como menores. Pero ya es hora de que exijamos ser tratados como adultos.
¿Es cierto que la clase polÃtica no confÃa en los ciudadanos? ¿Nos tratan como menores de edad, para proteger sus cotos de poder? ¿De qué modo podemos exigir que nos den un trato de adultos?
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