Por Francisco X. Salazar S.
En todo el mundo se observa lo que se denomina el “péndulo” de la política. Un nuevo gobierno toma las riendas del gobierno anterior y empieza a aplicar decisiones diferentes y muchas veces contrarias a las que había tomado su antecesor.
En el pasado se pensaba que el péndulo iba de derecha a izquierda y viceversa; de gobiernos que permitían y ayudaban a que la riqueza se concentrara en pocas manos, a gobiernos que buscaban una mejor distribución de la riqueza. Los que permitían y promovían la propiedad privada de los medios de producción y los que favorecías la economía en manos del gobierno, las empresas paraestatales. Unos defendían a los empresarios y los otros a los trabajadores. Unos se decían de derecha y otros de izquierda
Pero la realidad es que el péndulo casi siempre va de irresponsables a responsables; de gobiernos que manejan mal la economía a los que tienen que enderezar el rumbo. Y en ambos casos hay los que se dicen de derecha y de izquierda. China se dice de izquierda y es el país donde los trabajadores tienen menos derechos, los sindicatos no existen y es muy frecuente la explotación laboral. El capital está concentrado en una pequeña proporción de los ciudadanos y no existe la democracia. Algo similar ocurre con los países árabes petroleros, donde los trabajadores son cuasi esclavos y la riqueza se concentra en una cuantas familias. Hay otros muchos ejemplos en la historia universal.
Pero voy al caso mexicano. López Obrador ganó la elección de 2018 con un discurso anticorrupción y muchas promesas en todos los rubros del gobierno. Que tendríamos mejor salud, más seguridad con los “abrazos, no balazos”, mejor educación, crecimiento, control de la inflación, erradicación de la corrupción y, sobre todo, ayuda primero a los pobres. Tomó decisiones irresponsables argumentando que había gran corrupción en los gobiernos anteriores. Curiosamente casi siempre se brincó el sexenio de Peña Nieto; los responsables de la corrupción son Calderón, Fox, Zedillo y Salinas. Y a los que ellos ayudaron. Son corruptos todos, con excepción de los que se pasaron a Morena.
Alegando corrupción, canceló el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) a un costo altísimo que pagaremos los mexicanos por muchos años. Un proyecto galardonado internacionalmente, lo canceló por simple ocurrencia, contra la opinión de sus colaboradores cercanos. Se encaprichó y seguiremos pagando su capricho. ¿Y cuántos corruptos están en la cárcel por la supuesta corrupción en el NAIM? Cero, ni uno solo. Y lo mismo con las escuelas de tiempo completo y las guarderías. Con el sistema de salud y la compra de medicinas, ni un corrupto. O en las aduanas y en la distribución y robo de gasolinas, ni un corrupto en la cárcel o al menos bajo investigación. Y así en toda la administración pública. Los corruptos son solo fantasmas. Pero fueron un pretexto que le cayó como anillo al dedo. Peor aún, con el pretexto de la seguridad nacional, se negó a proporcionar información sobre el gasto del gobierno y los costos de sus obras emblemáticas: Tren Maya, Dos Bocas, AIFA, Interoceánico, etc., etc.
Mientras tanto, en las pasadas elecciones ganó arrolladoramente su candidata Claudia Sheinbaum gracias a los apoyos sociales a estudiantes, adultos mayores, madres solteras y otros, que llegan a más de 30 millones de mexicanos. También gracias a la ayuda directa del gobierno federal, de los gobiernos estatales y municipales de Morena, y a la operación de los Servidores de la Nación.
El problema es que Claudia Sheinbaum tendrá que enfrentar la cruda que viene después de la borrachera y el despilfarro, porque López Obrador se gastó los ahorros acumulados en más de 25 años, endeudó al País, aumentó el déficit del gobierno y con la “austeridad” desmanteló buena parte de la burocracia y la infraestructura, por ejemplo el Metro y las carreteras. Además, permitió que el poder del crimen organizado aumentara al grado de controlar más de la mitad del territorio nacional.
Frente a esto, la duda de los inversionistas nacionales y extranjeros es qué va a hacer Claudia Sheinbaum. ¿Seguirá invirtiendo en elefantes blancos inútiles? ¿Realmente combatirá la corrupción y al crimen organizado? ¿Seguirá gobernando por ocurrencias o aprovechará su experiencia y preparación académica para cambiar la selección de sus colaboradores, ya no seleccionarlos por el “90% de lealtad aunque solo tengan el 10% de capacidad y preparación”. ¿Aprovechará en nearshoring y el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá? ¿Regresará el péndulo, o seguirá estirando la economía hasta que reviente la liga? Parecería, por sus primeros nombramientos, que el péndulo inicia un regreso.
POTOSINOS ENCHILADOS
“Los jueces no se dan en maceta” , frase afortunada de la Ministra Lotetta Ortiz. Ni los médicos, ingenieros o científicas; ni los presidentes. No se dan en maceta. Toda función importante requiere de preparación, estudio, experiencia y haber demostrado capacidad y honradez. No solo ser popular y tener mucho dinero para ganar en una elección. O tener un padrino narco.
Pleito entre el presidente de Bolivia Luis Arce y el expresidente Evo Morales. Ambos amigos de la 4T, ¿Por cuál se decantará López Obrador? Le gusta opinar de todo.
Agua, ahora sobra agua. El sureste y el noreste se inundan y el noroeste sigue en sequía. ¿No habría sido mejor invertir en presas y represas, pozos de captación de agua, tecnologías de riego por goteo, hidroponia e invernaderos, sistemas de tratamiento, renovación de las tuberías de las ciudades, que en una refinería para obtener combustibles contaminantes que estarán prohibidos en unos cuantos años?
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