Por Daniel Lee
En el engranaje económico de México, las remesas representan más que transferencias financieras. Son la hebra que teje puentes entre fronteras, un lazo tangible que une a miles de familias y una inyección vital en la economía nacional.
Y mire usted, estimado lector, según datos del Banco de México, enero de 2023 vio fluir 98 millones de dólares en remesas, cifras que no solo hablan de ingresos financieros, sino de historias, sacrificios y esperanzas compartidas.
Estos envíos de dinero, tan vitales para el sustento de muchas comunidades, desencadenan un efecto dominó en la economía local. Generan empleos, dinamizan sectores y son el ancla financiera de hogares enteros. Las estadísticas, aunque frías en cifras, narran una historia de progreso y resiliencia de aquellos que, desde lejos, aún sostienen el hilo que los conecta con su tierra natal.
Detrás de estas cifras se encuentran los rostros, esfuerzos y sueños de los migrantes mexicanos, cuyo impacto trasciende los límites geográficos. Avelino Meza Rodríguez, Secretario General de Fuerza Migrante, ha liderado iniciativas que reconocen la labor y lucha de aquellos que, desde Estados Unidos, defienden los derechos de la comunidad mexicana en el extranjero.
Pero más allá de las cifras, Meza ha propuesto un paso trascendental: la representación política en el Congreso de aquellos que, desde el exterior, continúan siendo parte esencial de la dinámica nacional. La propuesta de asignar una curul en el Congreso del estado de San Luis Potosí a un representante de las comunidades de migrantes es un reconocimiento necesario y justo a su influencia en la economía y política locales, pero debe alcanzar a otras entidades federativas que requieren de esa representación.
La propuesta no es solo una idea, es un llamado a la acción para garantizar los derechos político-electorales de los migrantes potosinos y, por extensión, de todos los migrantes mexicanos. La posibilidad de votar por vía postal o electrónica en elecciones locales y federales representa un paso hacia la inclusión y participación plena en el proceso democrático.
A medida que nos acercamos al 2024, el debate sobre la representación migrante se intensifica. Fuerza Migrante y otros movimientos buscan abrir los espacios políticos para aquellos cuyo compromiso con México va más allá de las fronteras. El reloj corre y el camino para garantizar su representación en las urnas exige acciones concretas, cambios legislativos que reflejen la importancia de su voz en la toma de decisiones que moldean el país.
Las remesas son más que transferencias monetarias; son un lazo que une identidades, una muestra de amor y esfuerzo que trasciende el espacio y el tiempo. Reconocer la relevancia de quienes las envían es no solo un acto de justicia, sino una afirmación de valores democráticos y una celebración de la diversidad que enriquece a nuestra nación.
El llamado está hecho. Es hora de que la voz de quienes construyen desde lejos se escuche en los espacios donde se deciden los rumbos de nuestra nación. El futuro de México es un mosaico donde cada pieza, sin importar su ubicación geográfica, tiene su lugar y su voz, o usted que piensa de eso… Hasta la Próxima.
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