Reconocer esfuerzo del INE en organización de consulta, descalifican intenciones frívolas del gobierno

 


La Comisión Mexicana de Derechos Humanos (CMDH) está a favor de las consultas populares como mecanismo directo de participación en el que la ciudadanía aprueba o rechaza una o varias propuestas planteadas con anterioridad sobre temas de interés público, tal como lo menciona el Instituto Nacional Electoral (INE).

Respecto de la consulta popular de este domingo 1 de agosto, en la que se pregunta a la ciudadanía «¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?», la CMDH señala lo siguiente:

        ¿Por qué debe someterse a votación la aplicación de la justicia? En ese sentido, la consulta popular es innecesaria; es decir, si hay elementos para juzgar a alguien por un delito basta con denunciarlo. Asimismo, de resultar en un «sí» al juicio a expresidentes, no garantiza que se aplique la ley.

 

        Este mecanismo legal está diseñado para que la ciudadanía pueda ser escuchada por el Estado en temas de trascendencia. Esta consulta es la banalización, ridiculización y desperdicio de un mecanismo democrático. La consulta popular es un instrumento ciudadano que no debe ser utilizado en frivolidades y caprichos. Hay temas que requieren una consulta real para corregir el rumbo del país, y que por sí mismos provocarían gran participación ciudadana.

        La consulta representa un gasto de más de 500 millones de pesos en 377 mil spots y 57,087 mesas receptoras del voto, lo cual es un verdadero despilfarro de recursos, que podrían destinarse a otros fines de real importancia, como vacunas contra la covid-19 o medicamentos oncológicos. Se requerirán 285,450 funcionarios para la integración de las mesas receptoras, de las cuales 23,965 son básicas y 33,122 contiguas.

 

        Se observa un gasto notorio y excesivo en la propaganda, lo cual podría constituir delito electoral, que no requeriría consulta para ser perseguido.

 

        Las consecuencias de que el gobierno responda a la consulta no son claras: si los votantes votan por el «sí» a la extraña pregunta, ¿se podrá iniciar un proceso legal? Nunca se requiere ningún tipo de consulta para aplicar la ley; se violaría el debido proceso y múltiples derechos si así fuera.

 

        Ahora bien, si ganara el «no», ¿habría algún tipo de impunidad popular para quienes se pretende juzgar? De nuevo, violaciones a la legislación y a los derechos humanos de las presuntas víctimas.

 

        Para hacer vinculantes los resultados es necesaria una participación de por lo menos el 40% del padrón electoral, equivalente a 37.5 millones de mexicanos, lo cual —según las estimaciones— resulta muy difícil que se logre.

 

        La pregunta no tiene relación con la propaganda a favor del «sí», ya que no se votará a favor o en contra de iniciar un juicio a expresidentes, sino de esclarecer conductas posiblemente delictivas de exfuncionarios públicos en general, obligación legal de la FGR.

 

        No se observa propaganda, posicionamiento público ni privado a favor de la opción «no», lo cual ratifica que no había necesidad de la consulta, al no existir controversia ni opiniones a favor de la opción negativa.

 

        De resultar ganadora la respuesta del «no» para juzgar delitos de políticos, esto tendría graves consecuencias futuras y sería una gran irresponsabilidad.

 

        Este modelo de consultas frívolas y a modo, para justificar decisiones ya tomadas, como la farsa de consulta en 2018 —aunque apenas haya alcanzado poco más del 1% de participación— que supuestamente definió la cancelación del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México.

        Todo parece indicar que algunas estructuras partidistas serán las únicas movilizadas a votar, pues no existe interés ciudadano en esta consulta.

 

Reconocemos la labor operativa y de difusión del INE y sus trabajadores en su labor como ente ejecutor para esta consulta popular; han cumplido con la obligación legal de organizar una elección. Que los votantes asistan o no a las urnas a una votación sin consecuencias es parte de la voluntad democrática. Saludamos el esfuerzo destinado por la institución para instalar sin presupuesto las más de 50 mil casillas y la intervención de casi 300 mil funcionarios.

Desde la trinchera ciudadana y con más de 27 años de experiencia en observación electoral, la CMDH seguirá de cerca el ejercicio, que se debe revisar a detalle por las autoridades correspondientes para que México siga siendo un modelo de democracia a seguir.

 

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